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El Obispado cede a los vecinos de Castrelo de Cima la rectoral y el patio anexo

El Obispado cede a los vecinos de Castrelo de Cima la rectoral y el patio anexo Foto: rectoral de Castrelo de Cima

Días atrás dábamos cuenta de las gestiones que se estaban realizando con el Obispado de Orense de cara a la cesión de la casa rectoral y patio anexo situados en Castrelo de Cima. Finalmente podemos decir que dichas gestiones han llegado a buen término pues representantes de los vecinos y del Obispado acaban de firmar un contrato de cesión de uso del terreno.

Este tema es una vieja inquietud de una mayoría del pueblo, como quedó de manifiesto en varias asambleas de vecinos en las que se propuso y acordó que se iniciaran los trámites para conseguir su cesión. Los vecinos se vienen lamentando desde hace años por el aspecto deteriorado de la finca rectoral, con la casa en ruinas y la maleza invadiendo el recinto, lo que supone una imagen que afea una zona principal del pueblo, cercana a la iglesia, a la vez que constituye un peligro potencial por los posibles derrumbes, existencia de alimañas, etc. Por ello, la Junta Rectora de la Comunidad de Montes inició los primeros contactos en el año 2001 sin que se llegara a un acuerdo formal. Este año se volvieron a retomar éstos con un resultado más satisfactorio para todos.

La cesión de la finca supone que los vecinos puedan realizar en ella una serie de trabajos para su adecentamiento y para dotarla de un uso recreativo. Por ello, se tiene intención de demoler y desescombrar las ruinas, reforzar los muros, limpiar el patio de maleza y habilitar un pequeño parque con bancos, mesas, columpios para los niños, y una pista multiusos donde se puedan realizar juegos, actividades deportivas, etc. A cambio de esta mejora, el obispado cede el uso de la finca por un tiempo de 25 años que puede renovarse al finalizar. Para su financiación existe la posibilidad de pedir ayuda a diferentes organismos oficiales.

De esta manera, además de mejorar su aspecto, el pueblo contaría con algo que está pidiendo y necesitando desde hace tiempo: una zona de esparcimiento bien situada y en la que podrían jugar los niños (y mayores) o realizarse cualquier otra actividad de ocio, especialmente en verano, época en la que se multiplica el número de habitantes.

Finalmente, señalar que el contrato estipula un plazo de 2 años para la realización de los trabajos. En caso contrario, la finca revertiría a su propietaria, la Diócesis de Orense. También ocurriría esto en el caso de que las actividades que se realizasen no se atuvieran al uso recreativo pactado y atentaran "contra la doctrina y moral católica".

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